lunes, 15 de febrero de 2016

Miopía del Futuro y Activacion del sistema SARA



¿Qué es miopía del futuro?

Tanto los dirigentes de una sociedad como cada uno de sus miembros, toman decisiones de manera continua. De ellas surgen preferencias, resultados objetivos, consecuencias subjetivas, logros o daños.
Sin embargo, sea a nivel social o personal existe un serio peligro: elegir aquello que brinde satisfacción inmediata pero que dañe o hipoteque el futuro. Algunos autores llaman a este proceso “miopía del futuro”.
Como se sabe, la miopía es la alteración ocular por la cual una persona no puede ver o distinguir los objetos lejanos. La psicología y las neurociencias tomaron ese nombre dado que es muy frecuente observar que las personas tomen decisiones para satisfacer sus deseos o necesidades inmediatas aun en conocimiento de que resultarán perjudiciales en su futuro. A título de ejemplo se puede citar a quien quiere bajar de peso pero no puede evitar comer en exceso, el que fuma aunque conoce que sus pulmones se dañarán más aun, el que bebe aunque su hígado este graso, quien mantiene vínculos afectivos que debería cortar o aquel que está preso de una adicción. El denominador común es que se impone en ellos la satisfacción inmediata sin valorar sus consecuencias posteriores.
Tomar decisiones responsables y efectivas implica apreciar los pros y los contras dentro de diversas alternativas. En esta capacidad de regular, planear y supervisar los complejos procesos para decidir se necesitan de lóbulos cerebrales frontales sanos y con un funcionamiento tal que, finalmente, permita dirigir la conducta final a buen puerto.
Para la investigadora M.D. Lezack, “las funciones ejecutivas que ejercen los lóbulos frontales son las que hacen que un individuo funcione de manera independiente, con un objetivo determinado y en forma satisfactoria”.
En esa parte del cerebro se acopla lo pensante y lo emocional. Si existe una disfunción de esas áreas resultarán señales contradictorias y se dificultará la capacidad de ponderar las decisiones, entrando en conflicto los efectos inmediatos y las consecuencias futuras.
Bien lo describe el destacado neurólogo F. Manes: “La corteza frontal desempeña un papel clave en la toma de decisiones y en integrar el contexto, aunque, por supuesto, otras áreas cerebrales también están involucradas, ya que el cerebro trabaja en red. Si alguna parte del cerebro tiene que ver mayormente con nuestra identidad, con lo que nos distingue de las demás criaturas vivientes y, al mismo tiempo, nos hace a cada uno de nosotros diferentes, esa área es el lóbulo frontal. Si otras partes específicas del cerebro se dañan, por ejemplo, puede haber debilidad motora en un miembro, dificultarse la percepción o perderse aspectos del lenguaje o ciertas memorias, mientras que la esencia del individuo permanecería intacta. Cuando se dañan los lóbulos frontales, lo que cambia es la personalidad”.
De lo mencionado surge la necesidad de evaluar el estado de los lóbulos frontales en aquellas personas que toman con frecuencia decisiones perjudiciales por no apreciar o jerarquizar sus consecuencias.


Activación del sistema SARA


El SARA o sistema reticular activador o Sistema reticular ascendente-descendente, es una parte del encéfalo encargada de los ciclos de vigilia y el sueño que normalmente se deben dar en el humano (y en muchas especies animales). Está conformado por un conjunto de neuronas de gran tamaño y con una carga eléctrica más alta que las demás células (hasta 150 micro volts) que disparan en forma cíclica (40 a 70 veces por minuto) y situadas a lo largo del centro del Tallo emergiendo en ambos hemisferios cerebrales en los cuales se dispersan hasta alcanzar varias estructuras anatómicas cuales son:
·         Corteza cerebral (para "despertar" o para "dormirla")
·         El tálamo (para hacer conexión con las aferencias)
·  Los centros respiratorios (cuya ubicación exacta no se conoce pero que   algunos  sitúanen el hipotálamo y Tallo)
·         El cerebelo
·         Núcleos del tallo (como los centros vágales cardiovasculares)
·         Medula espinal   (para el sistema piramidal especialmente el tono muscular)

Se puede decir por analogía que el SARA es la "planta eléctrica" del sistema nervioso central y por ende del cuerpo humano ya que todos los órganos reciben directa o indirectamente una actividad eléctrica neuronal que los mantiene activos.

La actividad eléctrica de las células (todas en general) se debe en parte a la diferencia de iones en su interior con relación al exterior de la membrana e incluso células vegetales poseen ese potencial eléctrico (unos 60 micro volts). Un experimento usual en fisiología es hacer una batería con papas y dos laminillas de zinc y cobre. En el ser humano todas sus células poseen este potencial pero solo las del sistema reticular alcanzan 150 micro volts y tienen periodicidad (es una corriente alterna). Solo el corazón posee unas neuronas en forma de un nodo (sinoauricular) que también poseen estas características de forma tal que el SARA puede estar totalmente apagado ("off") y el corazón queda latiendo gracias a este "marcapaso" sinoauricular (un experimento usual en neurofisiología es extraer el corazón a un sapo y colocarlo en suero fisiológico: dura horas latiendo).  Las anguilas eléctricas son capaces de almacenar en sus células musculares (no neuronas) un voltaje "en serie" que puede llegar a 300 voltios (no micro voltios) y así paralizar a su presa o defenderse del depredador. 
En el encéfalo la actividad eléctrica del SARA se puede detectar gracias a la aplicación de electrodos en el cuero cabelludo y mediante un amplificador de corrientes y un filtro (que separa las corrientes provenientes de la piel, músculos del temporal y frontal  y hasta del corazón) se obtienen dos tipos de ondas o corrientes eléctricas: una alfa (de hasta 150 micro volts) y otras beta (de menor voltaje). Una persona puede tener solo ondas alfa, otras solo beta y otras ambas. Este registro es el llamado electroencefalograma (EEG) y cuando se vuelve plano (cero voltios) se dice que es isoeléctrico e indica total.



 

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